Una anécdota cuenta que hace muchos años una familia europea muy rica iba a celebrar el primer cumpleaños de su pequeño niño en la sala de su enorme mansión.
Empezaron a llegar los invitados y a medida que lo hacían se iban quitando sus abrigos, los mismos que eran llevados al piso superior para colocarlos sobre una cama en uno de los dormitorios.